miércoles, 18 de diciembre de 2013

Recuerdos.

Están formados por una mezcla de diversas emociones, sensaciones, olores, texturas, sonidos o imágenes visuales de lugares o personas concretas. 

Basta con que algún estímulo active las conexiones neurales que dan la señal de alarma al hipocampo (es la parte del cerebro donde están almacenados) para que este, nos inunde con nuestras memorias.

Pero… ¿realmente guardamos lo que de verdad ocurre o, a veces, nuestra mente (involuntariamente) manipula nuestros propios recuerdos?

Pues sí, esto es cierto. El cerebro nos traiciona y transforma algunos de los matices o detalles y por mucho que nos esforcemos, somos incapaces de diferenciar los “reales” de los “retocados”.

Esto es una pequeña ayuda que nos ofrece, ya que normalmente vuelve más alegres y positivos los recuerdos que ya poseemos, dejando de lado los amargos.

¿Por qué son una parte fundamental de nuestra vida?

 -  Los recuerdos que tenemos, son lo que realmente nosotros somos. No poseemos nada más.

 -  Van con nosotros a todas partes y condicionan cada una de nuestras decisiones.


- Nos llenan de energía, así que guarda en un especial cajón los recuerdos positivos, puesto que serán estos los más útiles para el día a día.

-  Olvida (o trata de dejarlo a un lado) todos los malos sabores que tengas, estos nos bloquean y nos impiden llenarnos de nuevas sensaciones positivas.

 - Tira de ellos cuando veas oscuro el presente, recuerda lo que una vez fuiste para que te ayude a ir creando lo que realmente ERES.

Gira la vista atrás de vez en cuando, para llenarte de fuerza. Aliméntate de tus recuerdos, pero no te estanques y cometas el error de vivir de ellos. Siempre mira hacia adelante.


Vive el presente. Valora tus recuerdos. Utilízalos cuando sea necesario como una ayuda para seguir adelante.


Pero ten en mente siempre que si te aferras a ellos y nos ves más allá, jamás podrás disfrutar de tu futuro.