El otro día, por mi cumpleaños, recibí un regalo de unas personas muy especiales que saben perfectamente qué es lo que más ilusión me hace, un ser vivo, una planta.
Cuando ella llegó a mí, tenia únicamente una flor.
A base de cariño, atención, agua y sol, hoy para mi sorpresa había otra acompañándole, además de varios capullos que lucen ansiosos por asomar su color intenso y primaveral.
Esto es buena señal puesto que cuando algo florece es por que se va bien encaminado y recibe estímulos para que esto se produzca.
Los estímulos no tienen por que ser siempre externos, se necesita también la intención, puesto que la flor aunque reciba lo que necesita, es ella misma la que realiza su fotosíntesis gestionando cuanta cantidad de agua o de sol necesita para llegar a florecer y mejorar su aspecto.
Las personas hacemos exactamente lo mismo, realizamos nuestra propia fotosíntesis.
Los estímulos exteriores para la flor son equivalentes a nuestras emociones, pero siempre somos nosotros mismos los que tomamos las riendas y las gestionamos, además de decidir cuales queremos que nos afecten más o a cuales les damos un diferente grado de importancia.
Día tras día, recibimos contínuos estímulos (positivos y no tan positivos a veces) y con todo eso, se produce un mix que debemos controlar y utilizar para llegar a florecer y dar lo mejor de nosotros mismos. Solemos hacerlo sin darnos cuenta, pero conviene que aprendamos a manejarlos.
Esto es a lo que en psicología llamamos
Regulación Emocional.
Cada persona necesita más o menos dosis de esos estímulos exteriores para poder dar lo mejor de sí, pero lo único que está claro es que controlar nuestras emociones nos ayuda a conocernos más a nosotros mismos y a gestionar mejor nuestras actitudes y decisiones.
Cuando hacemos una buena regulación, dosificamos la parte que los demás nos pueden aportar, pero también la que nosotros mismos queremos implicar, así evitamos darle importancia a cosas que no la tienen y "sufrir" sin sentido, ya que esto desgasta mucho y no nos permite utilizar la energía para otras cosas que la necesitamos y que merecen más la pena.
Este concepto está muy directamente relacionado con otro (que ahora esta muy de moda) que es la INTELIGENCIA EMOCIONAL, de el cual hablaré un poco más adelante.
Gracias por estar ahí, y si me admitís un consejo...
¡¡Llenad vuestra vida de flores!!