Inteligencia Emocional.

Las emociones se han colado en nuestro día a día sin llamar a la puerta y sin pedir permiso.

Cada vez oímos más hablar de ellas. De lo importante que es su adecuado manejo para la mejora de la calidad de vida, tanto en niños como en adultos.

Concretamente hay un término que resume todo lo que somos capaces de hacer con ellas, es la INTELIGENCIA EMOCIONAL.

En psicología existen numerosas teorías que se centran en explicar este fenómeno tan amplio y complicado. 

Hay una que lo resume muy bien, los conceptos son bastante claros y ayudan a la mejor comprensión del funcionamiento de nuestra inteligencia emocional. 

Es el Modelo de Mayer y Salovey:

Estos autores hablan de cuatro habilidades que debemos ser capaces de cumplir en cuanto a nuestras emociones. Estas habilidades son:

1-Identificar nuestras propias emociones y las de los demás.

2-Utilizarlas correctamente en cada ocasión.

3-Comprender por qué nos sentimos de una determinada manera en cada momento.

4-Manejarlas y regularlas para poder hacer un uso mas correcto de ellas.

Hay que prestar atención a todos estos aspectos y darles la importancia que requieren. Una vez que consigamos regular los cuatro, podremos decir que somos inteligentes (emocionalmente hablando, claro).

No es fácil, pero con un poquito de esfuerzo diario, constancia y dedicación, se puede conseguir mejorar todas estas habilidades.

¿Por qué actuamos de una manera determinada?

¿Por qué sentimos miedo, amor, ira, vergüenza, deseo, rabia, cariño, compasión?

¿Por qué nos emocionamos con la felicidad o tristeza de los otros?

¿Qué factores hacen que seamos mejores regulando nuestras emociones? 

¿Afecta la genética de cada uno? ¿El ambiente que nos rodea? ¿La personalidad?

Todas las respuestas a estas preguntas y a otras muchas más que nos puedan surgir, las tiene la INTELIGENCIA EMOCIONAL.